Flor Pandal (1969), pintora y dibujante mexicana cuya actividad en las artes visuales le ha permitido alzarse sin perder el piso, jugar al vuelo de cara al lienzo y teñir escenarios cenitales con paletas complementarias que exteriorizan los procesos de pensamiento de su creadora.

 

Su formación sintetiza las influencias recibidas de los artistas bajo cuyas enseñanzas dio forma a su estilo: abstracciones de cortes neoexpresionistas y geométricos, o semifiguraciones que parafrasean con discreción los estilos de sus mentores y colegas todos ellos con el lenguaje de libertad por la introspección y la subjetividad iniciado y explotado por los artistas mexicanos desde la década de 1950.  

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La presente selección, producida en 2016 y 2017, esta compuesta por series que compilan vistas aéreas marcadas por títulos como 10,000 pies, donde se observan líneas fronterizas, contornos geográficos, brumas atmosféricas apenas contenidas por el soporte; o la serie de Mapas, que dibuja otorgonales cuyas retículas en primer plano reposan sobre territorios caóticos de trazos multicolores, en una suerte de desorientación sensorial espacio-temporal; Territorios es otra de las series, donde la definición por siluetas irregulares. Otras piezas se encuentran agrupadas bajo el titulo de Coordenadas, que son un intento por hallar un orden que permita situar puntos concretos en busca de una estabilidad estético-visual. Por último, su propuesta incluye quince piezas de pequeño formato  que reúnen los géneros cartográficos creados por la pintora, breves muestrarios que en su origen fueron dibujos transmutados a pinturas, cuya independencia y resolución tonal los hace destacar no obstante su tamaño. En cada cuadro asoman, con sigilo, paisajes exteriores y ámbitos interiores: islotes, penínsulas, estratósferas, caminos y croquis de museos, ambientes todos llenos de espacialidad pictórica que pueden ser leídos según los distintos planos que los organizan.

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Existe un conjunto de elementos que sirven de común denominador a las obras de Pandal reunidas en este catálogo, como los rasgos líricos dados a partir de trazos gestuales realizados con pigmentos acrílicos y veladuras, cuya paleta de tonalidades recuerdan el pop art, la estampa japonesa, el expresionismo abstracto y el neoexpresionismo alemán, sin miedo a dejar que el color de soporte aparezca en medio del gesto de sus vigorosas pinceladas, o que el blanco puro defina manchas luminosas, propiedades gracias a las cuales su obra se convierte en un brillante eclecticismo moderno.

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